Este año se cumple el 50º aniversario de la creación de los protocolos TCP/IP, que permitieron establecer sólidas comunicaciones de alta velocidad entre dispositivos interconectados en una WAN. Cuando Vint Cerf, de 26 años, desarrolló los protocolos en su laboratorio de la Universidad de California, no tenía ni idea de la importancia que tendrían.

El Protocolo de Control de Transmisión y el Protocolo de Internet (TCP/IP) son los cimientos de Internet. Estos dos sencillos protocolos nos permiten: enviar correos electrónicos, conectarnos a servicios en la nube, obtener direcciones para nuestro smartphone, comprar en Amazon y transmitir películas de Netflix.

Internet empieza a mostrar su edad

50 años es mucho tiempo en informática y la World Wide Web empieza a crujir bajo la presión de tener que conectar un número cada vez mayor de dispositivos. Al principio, estos dos protocolos solo se diseñaron para transmitir cantidades relativamente pequeñas de datos entre routers y conmutadores remotos situados en diferentes estados.
Con el aumento del uso de los servicios en la nube, como AWS, Microsoft Azure y herramientas de aprendizaje automático como TensorFlow, ahora tienen la tarea de transmitir TB de datos por todo el mundo. Una lista cada vez mayor de dispositivos conectados, incluyendo el Internet de las Cosas (IoT) y los teléfonos inteligentes, está afectando constantemente a la fiabilidad de los servicios.

Una nueva Internet adaptada al siglo XXI

Cualquier administrador de red que utilice software de gestión de red para supervisar el tráfico entre dominios, conoce la presión que pesa sobre el sistema actual. La mayoría de los sistemas de gestión de redes controlan el tráfico para mantener la calidad del servicio y reducir los cuellos de botella.
Por eso no es de extrañar que los informáticos empiecen a explorar nuevas formas de compartir datos entre dispositivos. Como parte de esta iniciativa, la National Science Foundation ha financiado un proyecto paraguas para ayudar a reimaginar Internet. Los 20 millones de dólares permitirán a los informáticos empezar a desarrollar nuevos protocolos y arquitecturas para resolver los problemas de la infraestructura actual.

El plan se suma a una de las muchas iniciativas que se han puesto en marcha para explorar cómo funcionará Internet en el futuro. Se está estudiando una serie de tecnologías para sustituir al TCP/IP, como el ancho de banda y el enrutamiento basado en la tecnología blockchain.

Uno de estos grupos es FileStorm y YottaChain, que están trabajando conjuntamente en un sistema de almacenamiento distribuido basado en blockchain. Dicen que será más seguro y resistente que las actuales tecnologías en la nube y que requerirá menos recursos, lo que abaratará su funcionamiento para las empresas.

El sistema utiliza un nuevo protocolo de almacenamiento de archivos interplanetario (IPFS) para distribuir archivos de datos con cada transacción registrada en la cadena de bloques. El IPFS distribuye partes de archivos de forma sincrónica desde varios ordenadores al mismo tiempo, lo que en teoría debería hacer que el sistema sea más resistente a la pérdida de datos que los sistemas actuales.

Por su parte, BlockApps está desarrollando una plataforma descentralizada similar que utiliza la cadena de bloques para registrar la ubicación de fragmentos de archivos en nodos repartidos por todo el mundo. Este enfoque es más seguro que los sistemas de almacenamiento de archivos heredados porque solo la cadena de bloques conoce la ubicación de cada fragmento de archivo, lo que hace imposible piratear archivos enteros.

Conclusión

Aunque esta tecnología está aún en fase embrionaria y no ha sido probada a gran escala, la tecnología de Internet de próxima generación promete alterar las redes y la computación en nube tal y como las conocemos.
En teoría, estas tecnologías ofrecerán tiempos de transferencia de archivos superiores, mayor seguridad, mayor resistencia y menores costes operativos. Esto dará lugar a una nueva clase de servicios basados en la nube que sustituirán a los heredados y podría anunciar un nuevo amanecer para las aplicaciones conectadas a la IA y los grandes datos.